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DEL VOLCAN A OBRA DE ARTE

- 23 Feb 2024

Jorge Ismael Rodríguez trabaja con la obsidiana y rescata la capacidad de protección que muchos le atribuyen a la piedra volcánica

Con más de 25 años como escultor, artista conceptual y performático, el zacatecano Jorge Ismael Rodríguez se ha entregado a la manipulación de la obsidiana como su forma predilecta de expresión artística, caracterizada por el uso de valores simbólicos y procesos rituales en colaboración con los espectadores de sus creaciones.

En entrevista, el artista habla el significado que tiene esta roca volcánica, la cual tiene más de 13 mil años de uso.

“En Mesoamérica se utilizó la obsidiana de distintas formas, tanto como instrumentos de corte y armas, como joyas y objetos de cambio. Pero, por otro lado, tuvo entre los aztecas, un gran valor religioso porque para Tezcatlipoca, uno de los dioses más importantes, tiene a la obsidiana como principal atributo, el ‘espejo humeante’, es un dios severo, que todo lo ve, todo lo quita y todo lo da”, explica el artista, quien presentó su más reciente pieza, titulada “Cambio de piel”, en la vigésima edición de Zona Maco, como parte de la Galería Ana Tejeda.

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El artista, que ha presentado su trabajo en países como Brasil, Nueva York, Francia, Canadá y Japón, donde en 2003 trabajó en la instalación de parque escultórico, comenzó su trayectoria desde que tenía nueve años, primero como un juego, luego entró a un taller de escultores de estatuaria, donde desarrolló el conocimiento necesario para ser un escultor, con un método planeado.

Este formato de trabajo, le resultó limitado en cuanto a la capacidad expresiva de la escultura tradicional a través de sus tres dimensiones, es por eso que exploró otras formas de arte como el performance, el arte objeto y la instalación, hasta que a partir de la instalación del parque escultórico japonés, comenzó a utilizar la obsidiana.

“En el proceso de conocimiento de la obsidiana, he ido aprendiendo a sentirla, por lo que percibo su capacidad de protección que muchos le atribuyen. Así que la razón de mi trabajo con ella es una especie de diálogo simbiótico. En estos años me he dado cuenta de que la obsidiana es el insumo fundamental de mi trabajo, y creo que también ella es muy generosa conmigo. Yo trabajo con mucho sentimiento, cuando la estoy desbastando y respirando su polvo” apunta Ismael Rodríguez.

EL ARTE GENERA VENTAS

Sobre la pieza que presentó en Zona Maco — junto a bordados de Lorena Wolffer y fotografías de Marina Vargas— explica que “está basada en el proceso de formación de identidad que he establecido con mi hije, en los últimos seis años”, juntando así “el poder intrínseco de la obsidiana con la narrativa metafórica de que la vida no es estática y que de hecho no hay puntos de felicidad ni tristeza perpetuos”.

Se trata de una escultura compuesta de dos partes, una base y un péndulo que puede mover la gente, cuyo movimiento permite reconocer en los reflejos de la escultura “micromundos mágicos”, pues cada reflejo de la escultura es distinto, el cual sólo puede ser visto e interpretado por quien mueve la obra.

Esta dinámica, en la que el espectador puede manipular y formar parte de las obras, es un recurso al que Jorge Ismael Rodríguez recurre en la mayoría de su obra, apelando a una idea particular del arte público.

“Yo tengo en mi conciencia que haciendo arte uno puede generar ventanas y puede hacer no lo que uno como artista quiere, sino lo que la gente sienta. Y en este regreso a lo objetual, estoy encontrando la necesidad de no ser un semi dios sino un catalizador, para que la gente reconstruya lo que ve y se reconstruya a sí misma”, finaliza.

Kevin Aragón / El Sol de México

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